Estado, sociedad, nación, y gobierno
El Estado, en tanto en cuanto asociación de carácter
político dotada de personalidad jurídica propia, debe ser distinguido de otro
tipo de realidades que guardan con él unas relaciones profundas y estrechas, a
saber: sociedad, nación y gobierno.
A.-) La sociedad. En su significado más general, se entiende por
sociedad (sociedad civil) el conjunto de individuos y agrupaciones que
constituyen la base y la manifestación de la vida social, económica, cultural,
recreativa, etc. o, lo que es lo mismo, el conjunto de personas que conviven en
un mismo territorio, formando parte de los diversos grupos, comunidades y
asociaciones. En este sentido, el desarrollo de la vida social ha originado
toda una amplia gama de asociaciones que son el fruto de la expresión de la
libre voluntad y de la libre iniciativa de las personas.
El Estado, por el contrario, es una asociación de tipo político, establecida por la propia sociedad civil, que posee la misión de organizarla y dirigirla. De esta manera, podemos afirmar que la sociedad se encuentra constituida por la esfera privada e individual de las personas, el Estado, por el contrario, por lo público, por lo común; lo primero es la comunidad, lo espontáneo, lo natural; el Estado es posterior, es la asociación política establecida por la sociedad para organizarse a sí misma con el fin de dirigir de forma independiente y soberana sus propios asuntos. El Estado, en tanto en cuanto personalidad jurídica, se distingue de la sociedad o conjunto
de personas que lo integran, de la nación, o comunidad humana que posee un origen común; y del gobierno o
las personas que dirigen el Estado.
El Estado, por el contrario, es una asociación de tipo político, establecida por la propia sociedad civil, que posee la misión de organizarla y dirigirla. De esta manera, podemos afirmar que la sociedad se encuentra constituida por la esfera privada e individual de las personas, el Estado, por el contrario, por lo público, por lo común; lo primero es la comunidad, lo espontáneo, lo natural; el Estado es posterior, es la asociación política establecida por la sociedad para organizarse a sí misma con el fin de dirigir de forma independiente y soberana sus propios asuntos. El Estado, en tanto en cuanto personalidad jurídica, se distingue de la sociedad o conjunto
de personas que lo integran, de la nación, o comunidad humana que posee un origen común; y del gobierno o
las personas que dirigen el Estado.
B.-) La nación. El término "nación" deriva de natio, del verbo latino nascor, acto de nacer o relativo al nacimiento. Nación viene a significar el conjunto de seres humanos (o pueblo) con un origen, un pasado o una patria (es decir, unos padres) comunes y, generalmente, establecidos sobre un determinado territorio. Vemos, pues, que el concepto de nación, de manera principal, hace referencia a la idea de un pueblo con sentimientos comunes, sin que sea posible determinar de forma precisa, ni siquiera aproximada, el elemento aglutinante de dichos sentimientos. La idea de nación es, ante todo, una forma de comunidad, de sociedad natural que surge y se mantiene gracias al predominio de las relaciones de tipo afectivo, sentimental, cultural, lingüístico, etc.
Frente a ella, el Estado significa una asociación (una organización) racional y voluntaria de las personas y grupos que lo integran. En este sentido, un Estado puede encontrarse formado por varias naciones y, a la inversa, podemos hallar, también, una nación organizada en varios Estados federales; como ejemplos podemos mencionar, entre otros: los EE.UU, México, Suiza, la República Federal Alemana y algunos otros más,
C.-) El gobierno. El gobierno se encuentra integrado por el conjunto de personas que dirige el Estado o, expresado de otra manera, el conjunto de personas en quienes la sociedad civil delega directa o indirectamente el poder (o la autoridad) para dirigir el Estado: el jefe de gobierno, los ministros y el resto de las personas asociadas a la tarea de gobernar, que constituyen el Poder ejecutivo. El gobierno es el órgano encargado de llevar a cabo todas las tareas administrativas que compete realizar al Estado. A este respecto, en los Estados democráticos actuales, la organización política se halla sometida a la voluntad popular por medio de diversas instituciones, entre las que cabe destacar las elecciones periódicas y el control de las actuaciones del gobierno por el Parlamento o las Cortes.
El juego democrático se refleja, a la vez, sobre la estructura del Estado y sobre las funciones y actividades del gobierno. Por una parte, el conjunto de la administración se encuentra subordinada al gobierno, que es responsable ante el Parlamento o las Cortes (o ante los representantes del pueblo, esto es, ante el pueblo). Por otra, numerosos órganos de ámbito más reducido (gobiernos de las Comunidades Autónomas, diputaciones provinciales y ayuntamientos) desempeñan un papel cada vez más importante en el gobierno del Estado.
La organización gubernativa de los Estados democráticos posee una estructura vertical, junto con una pluralidad de órganos políticos y administrativos autónomos, y, en último término, todos los poderes descansan en la voluntad libre del pueblo.
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