La organización del Estado
Para llevar a cabo sus tareas, el Estado se apoya en una
determinada organización administrativa de carácter jerárquico, constituida por
el gobierno y los políticos, personas a las que se ha otorgado poder o
autoridad, cuya misión consiste en gobernar, y por personas con distintas
cualificaciones técnicas y dotadas de ciertas capacidades administrativas
(funcionarios), que son quienes se encargan de resolver, de acuerdo con las
directrices legales emanadas del poder político, las tareas sociales que el
Estado debe llevar a cabo.
Los funcionarios son seleccionados por medio de concursos y oposiciones, de
acuerdo con sus titulaciones (o conocimientos) oficiales y en vista de las
tareas sociales que es necesario resolver; se encuentran sometidos a
determinados reglamentos administrativos generales e impersonales y, se procura
que, a pesar de encontrarse subordinados a las tareas y las leyes establecidas
por los poderes políticos, su actividad sea independiente de toda ideología y
de los partidos que detentan el poder; por ejemplo, tanto los médicos como los
inspectores de Hacienda o los funcionarios del Ministerio de Agricultura han de
cumplir sus tareas o deberes de acuerdo con las normas legalmente establecidas,
independientemente de toda consideración política o afectiva. La organización
del Estado, como otras organizaciones sociales, se encuentran rodeadas de
divergencias y tensiones, de conflictos de intereses, tanto lo que se refiere a
los funcionarios y a sus niveles y estructuras como en lo que concierne a las
relaciones entre los funcionarios y los poderes gobernantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario